Nació en Chiclayo, Lambayeque; popularizó el acento norteño en la música criolla.
Se inició en 1944 reemplazando nada
menos que a Javier Gonzales como vocalista de Los Trovadores del Perú, junto a
Oswaldo Campos, Miguel Paz y Oscar Avilés.
A la pronta separación de este
cuarteto en 1945, Panchito Jiménez se dedicó a la vida familiar con su flamante
esposa en Bolivia, donde luego de una última gira con Los Trovadores del Perú,
decidiera radicar.
Regresando a Lima se integró al conjunto Fiesta
Criolla formando una dupla inolvidable con Humberto Cervantes, a los que se unió la primera guitarra don Oscar Avilés (1956-1958) y luego la Roberto
Velásquez (1958-1962).
El vals "Juanita" fue uno de los más más
emblemáticos de este gran cantante criollo.
Juanita
Por
más que el tiempo pasa
no puedo olvidarla,
profunda es la pena
que lacera mi existir.
Conviértanse en martirio
los días de mi vida
por la mujer querida
que fue mi adoración.
Juanita se llamaba
mi amor mi idolatría,
la única alegría
que reinaba en mi vivir.
La muerte igual que siempre
ceñida en su anhelos,
se llevo mi consuelo,
mi amor, mi corazón.
Conformidad le pido al redentor
para calmar mis penas
es tan intensa la desesperación
que quiere consumarme.
En ese mismo instante
pienso en mi pobre hijita
se cree tan solita
en este mundo cruel.[x2
no puedo olvidarla,
profunda es la pena
que lacera mi existir.
Conviértanse en martirio
los días de mi vida
por la mujer querida
que fue mi adoración.
Juanita se llamaba
mi amor mi idolatría,
la única alegría
que reinaba en mi vivir.
La muerte igual que siempre
ceñida en su anhelos,
se llevo mi consuelo,
mi amor, mi corazón.
Conformidad le pido al redentor
para calmar mis penas
es tan intensa la desesperación
que quiere consumarme.
En ese mismo instante
pienso en mi pobre hijita
se cree tan solita
en este mundo cruel.[x2